Es tiempo de hablar de música…

Por Óscar Lainez Castillejos

Como muchos saben un servidor no es muy arraigado al rock mexicano o hecho en México. Eso sí, le tengo mucho respeto, sobre todo a los rocanroleros de finales de los sesenta, setenta y ochenta…Enrique Guzmán, César Costa, Julissa, Angélica María y similares me vienen valiendo madres, así como me valen madres Pat Boone, Fabian, Chubbie Checker, Frankie Avalon y los pinches Monkees…los Teen Tops, Locos del Ritmo, etc. pues sólo como antecedente del rock made in Tenochtitlán…la única rola que vale la pena “tus ojos”, original de Rafa Acosta, y las ingeniosas letras de los cover gringos, ya saben “popotitos”, “ahí viene la plaga”, bla, bla, bla…”un sombrero grande y feo de color azul pastel”…nel gracias…
Si tuve predilección por alguna o algunas bandas mexicanas estas tenían que ver más con el progresivo. Definitivamente Chac Mool es y siempre será mi agrupación favorita de rocanrol mexicano. Tal vez porque los vi en vivo a principios de los ochenta, y después al master Jorge Reyes como solista, con quien tuve la oportunidad de convivir un rato en Mérida, Yucatán.

También me gustaba mucho Dangerous Rhythm, con su primer disco en inglés que adquirí en Groovy Discos y que quien sabe hoy en día donde esté; también me hice de aquel en donde venía “Marielito”, con sus ritmos afroantillanos, cuando ya eran Ritmo Peligroso.

En la universidad del Nuevo Mundo mientras estudiaba diseño gráfico después de haber dejado de estudiar biología marina en la Metropolitana, conocí al master Carlos Vivar, excelso baterista de “Punto y Aparte”, una de las bandas de aquella recopilación Comrock, con quien hice buenas migas por nuestra afición a la buena música, el trago, la comida, y por supuesto el arte. Hoy es un afamado artista plástico que sigue pegándole a los parches.

Pero si hay una banda que junto a Chac Mool me puso los pelos de punta la primera vez que los escuché, esa fue definitivamente Nuevo México, del maestro Carlos Mata, y de donde salió Jorge Reyes.

Aquí les dejo este discazo: “hecho en casa”, rock progresivo mexicano de altos vuelos que no le pide nada a cualquiera de los grandes, tanto en ejecución como en composición.

Y si, a veces suena como Jethro Tull, pero las influencias son las influencias, aun así, la calidad de la melcocha es más que evidente…si no me creen, dense tiempo para escuchar…

Por STAFF