Por Plinio Soto Muerza
La semana pasada el panismo yunista gobernante mostró su verdadero rostro autoritario. Sin tapujos, desde el Palacio de Gobierno de Xalapa se dio la orden a sus diputados locales: ¡Todo, menos entregar la presidencia de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) a morena!
Sin importar violentar la ley, el diputado local Sergio Hernández, señalado como parrandero y derrochador por su propia compañera de bancada Cynthia Lobato, se presentó ante los medios de comunicación para dar a conocer la noticia, que por sí misma, avergonzaría, por decir lo menos, a ilustres fundadores panistas como Manuel Gómez Morfin y Adolfo Christlieb Ibarrola. El encargado del gobernador para el poder legislativo, sin una pizca de rubor, anunció la incorporación a la bancada azul de los “excelsos” diputados Regina Vázquez Saut, 24 horas antes Secretaría General del PRI en Veracruz, y de Basilio Picazo Pérez, ampliamente conocido en la Sierra de Papantla por ser un verdadero paladín de la democracia duartista, es decir, de aquella que aplicó a capa cabal la máxima de la Ley de Herodes: “o te chingas o te jodes”.